La humanidad siempre ha buscado en las estrellas la explicación a los fenómenos que no podía entender: rituales, danzas o cantos dedicados a la noche… una observación incansable de todo aquello que surcase los cielos.
Como tal, el asteroide Egeria da nombre al agua mineral natural que brota de una fuente situada a 40km de Madrid, en San Lorenzo del Escorial. No puede ser casualidad que una de las lluvias de estrellas fugaces más fascinantes se conozca como ‘lágrimas de San Lorenzo’. ¿Es acaso posible capturar la magia de un astro fugaz?
Lo es. En Egeria extraemos y carbonatamos el agua mediante un proceso que garantiza que no vea la luz del sol hasta el momento en que la botella esté en tu mesa.
Ya no hace falta implorar a los dioses para que llueva; este agua es casi como caída del cielo.


